Hace ya 33 años, Ridley Scott sorprendió a propios y
extraños con una cinta, a priori, de ciencia ficción. Dicha película ahora se
considera un clásico del cine de terror, más que de cualquier otro género.
La nave Nostromo regresa a casa después de unas
prospecciones de minería, pero la nave se detiene automáticamente en un planeta
donde captan una señal de origen desconocido, su obligación por ley es parar e
investigar dicho origen, pronto descubrirán que no están solos, y en el espacio
nadie puede oír sus gritos.
Su director, creo que no hacen falta muchas presentaciones,
es Ridley Scott, artífice de obras tan deslumbrantes, como Blade Runner,
Gladitor y otras obras correctas como Thelma y Louis, Black Hawk derribado, se
caracteriza siempre por esa iluminación tan natural y oscura. Sus ambientes son
inquietantes y sus cámaras fijas hacen que no veamos lo que nos puede
horrorizar y a la vez juega con la mente del espectador para que se imagine lo
peor.
Así es Alien el 8º pasajero, una película oscura, tensa y de
una factura más que correcta. Revisionar esta cinta siempre es un placer para
los sentidos, algunos aspectos es atemporal, por ella no pasa el tiempo, pero
otro encuentras irregularidades propias de una época distinta a la contemporánea,
véanse algunos elementos tecnológicos futuristas propios del siglo pasado. Pero
aun así es vibrante. Su forma de mantener la tensión en algunos momentos raya
la locura, a veces queremos que maten ya al protagonista y nos den algún
momento de respiro pero no es así, quizás se podría puntualizar que a veces
esto hace que sea lenta la escena pero son momentos escasos.
En el reparto encontramos a una Sigourney Weaver, jovencita
y bastante guerrera, que no permitirá que ningún hombre se le suba a la chepa,
y controlará la situación de principio a fin. Ian Holm (Bilbo Bolsón en cierta
película de cuyo nombre no logro acordarme) es el científico excéntrico, que
tendrá un papel importante en el desenlace de la película, y una actuación
portentosa y fría.
Las recreaciones del planeta, sus decorados, todos hechos a
mano en una época donde lo artesanal era tan importante, son obras de arte para
la vista. La criaturita, el alien, es un traje hecho a medida para un bigardo
de 2,10m de altura, tan imponente que incluso ahora sigue dando miedo, por
mucho que otras basuras cinematográficas se empeñen en desmerecerla (Alien Vs
Predator).
Mención especial tiene el gatito, que tan perfectamente
colocado está en el guion y tantos quebraderos de cabeza provoca a los
protagonistas.
También cierta escena con un radar provoca más de un
saltito.
En conclusión: Alien el 8º pasajero es una obra maestra de
los clásicos del cine de terror, oscura y psicológica. Ridley Scott rodó una
cinta de terror original justo antes de rodar otra obra maestra, Blade Runner.
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