Desde hace unos años la ciencia ficción ha estado de capa
caída, los productos que veían la luz eran mediocres subgéneros que no
aportaban un ápice de frescura y carentes del más mínimo atrevimiento
narrativo. Con suerte encaramos un año 2013 esperanzador, con futuras
producciones que podrían hacer cambiar mi opinión drásticamente. Véase, Pacific
Rim y Elysium. La cinta, que engloba esta crítica, es una muestra que con una
pobre historia se puede hacer más de lo esperado.
Año 2073. Hace más de 60 años la Tierra fue atacada; se ganó
la guerra, pero la mitad del planeta quedó destruido, y todos los seres humanos
fueron evacuados. Jack Harper (Tom Cruise), un antiguo marine, es uno de los
últimos hombres que la habitan. Es un ingeniero de Drones que participa en una
operación para extraer los recursos vitales del planeta. Su misión consiste en
patrullar diariamente los cielos. Un día, rescata a una desconocida de una nave
espacial y, entonces, se ve obligado a replantearse sus convicciones más
profundas.
Del director de Tron Legacy, mediocre pero visualmente
atractiva, nos llega Oblivion, adaptación del cómic creado por él mismo
realizador y que aún no está a la venta (excelente marketing, si señor...).
Podríamos decir que estamos ante una perfecta fábula del poder de la
manipulación, muy inquietante eso sí. Un futuro distópico, carente de vida
humana.
Se mueve mucho en el dinamismo que provoca el contraste
entre Cruise y las dos actrices de reparto, que realizan un correcto papel en
la historia. Sorprende un poco ver la mediocridad de Lina Morgan Freeman. Aunque la historia toma
varios giros bastante aceptables, resulta un lacónico final que hace cojear al
conjunto.
Mención aparte tiene la excelente música de M83. De la cual
prefiero que hablen las notas musicales de su composición por si solas, mostrándose como perfectas melodías descriptivas de esta distopía.
Conclusión: Oblivion se convierte en una buena
película, con algunos tramos irregulares, de ciencia ficción, que aprovecha
unos referentes evidentes de Matrix y
2001, los cuales no hacen más que
confirmar que el género no estaba muerto, estaba de parranda...
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